miércoles, 12 de agosto de 2015

(14) BILBAO, urbanismo al servicio de las personas

Cuando hablamos de ciudad, yo siempre la entiendo como un lugar agradable en el que vivir, un espacio donde todo lo tienes cerca, donde todo son facilidades: buen transporte público, comercio, parques, jardines, teatros, restauración...  

No obstante, los centros de muchas ciudades se han convertido, a su vez, en lugares hostiles en los que vivir ya sea por el tráfico, los ruidos, la polución... todo ello promoviendo un urbanismo expansionista con áreas residenciales alejadas del centro de la ciudad donde la calidad de vida es mucho mayor pero que desvirtúan la idea de ciudad compacta y, con ello, su sostenibilidad. No obstante, aún existen ciudades que invitan a vivir en ellas, que son atractivas por su calidad de vida. Una de ellas es Bilbao. 
Alameda Gregorio de la Revilla

Bilbao es una ciudad de 346 000 habitantes situada en torno a la ría del Nervión y cuya área metropolitana, estructurada en torno a su desembocadura, alcanza los 900 000 habitantes. Es conocida como un ejemplo de transformación urbana pasando de una ciudad industrial, sucia y oscura de hace unas décadas a una ciudad mucho más verde, cultural y turística. Todo ello gracias al empeño y la convicción de colectivos sociales, empresariales y políticos organizados en torno al proyecto Ría 2000. 

El Museo Guggenheim es el emblema de toda esta transformación. Toda esa zona llena además de zonas verdes, con la imponente Torre Iberdrola, y por la que ahora discurre el tranvía, fue antes parte de los astilleros donde los barcos descargaban sus mercancías.

Más allá de eso, Bilbao es una ciudad que invita a vivir en ella. Yo parto del ejemplo de Alicante, por lo que no puedo evitar hacer comparaciones. Las secciones de calle ahí son mucho más anchas con aceras más generosas que en nuestra ciudad y con arbolado en prácticamente todas las calles. Fue curioso ver la cantidad de padres con niños que circulan por esas calles, eso indica que muchas familias viven en el centro de la ciudad. En Alicante llevar un carro de bebé puede llegar a ser una odisea entre aceras estrechas y falta de accesibilidad, aunque poco a poco está mejorando.

Tramo peatonal de la Gran Vía
Otro ejemplo es la Gran Vía de López de Haro, que me recuerda a la que espero sea la Avenida Maissonave del futuro. El tramo de esta avenida entre la Plaza Circular y la Plaza Moyúa es la arteria comercial de la ciudad y se encuentra peatonalizada y con el tráfico limitado únicamente a transporte público y bicicletas. En Alicante el PMUS (Plan de Movilidad Urbana Sostenible) contempla algo parecido con la avenida Maissonave. El resultado es claro: menos ruidos, menos tráfico, más habitabilidad y más tránsito peatonal.
Calle peatonal del Ensanche

El casco viejo de la ciudad, donde se encuentran Las siete calles, también es peatonal, así como muchas otras calles comerciales del ensanche. En definitiva, es una ciudad en la que es agradable y seguro pasear, donde hay gran cantidad de espacio público para esparcirse, algo de lo que Alicante precisamente carece. 
Respecto al transporte público, cuenta con dos líneas de metro que conectan ágilmente Bilbao y el resto de municipios de su área metropolitana en torno a la Ría con muy buena frecuencia y grandísima aceptación. Complementando este servicio, tiene trenes de Cercanías RENFE, Euskotren, Bizkaibus, FEVE y los autobuses urbanos, así como un servicio de alquiler de bicicletas. En general, una oferta de transporte público envidiable que invita a dejar el coche aparcado en el garaje. 

Bilbao también se ha convertido en un ejemplo por su arquitectura, que combina la restauración de edificios antiguos para nuevos usos, como la Alhóndiga, con la creación en el centro de la ciudad de edificios modernos y singulares. Un ejemplo claro de esta simbiosis es el Ayuntamiento donde conviven un edificio del siglo XIX con otro de reciente creación y aires modernos. 

En definitiva, una ciudad con una alta calidad de vida y donde el concepto de ciudad se entiende a la perfección: un lugar con servicios cercanos, con buen transporte público, con zonas verdes y habitable para todos los estamentos de la sociedad, especialmente para los más vulnerables: niños, jubilados, discapacitados... La pega que un alicantino podría ponerle es el clima. Bilbao es una ciudad muy lluviosa, algo que por otra parte, permite admirar los verdes y frondosos montes que rodean Bilbao.


Edificio del gobierno vasco de arquitectura moderna situado junto a la Alhóndiga (a la derecha)

Plaza Circular 
Alhóndiga, renombrada Azkuna Zentroa en nombre de un ilustre alcalde de Bilbao



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